La utilización del caracol como animal comestible es tan antigua como la
misma humanidad. Restos fósiles de moluscos encontrados en cavernas
prehistóricas ya lo demuestran. Los romanos fueron, no solo consumidores, sino
también importantes criadores, ya que idearon los primeros recintos conocidos
para criar caracoles. Estos tenían secciones separadas para las diferentes
especies y ya introdujeron la selección de los mejores especímenes para
dedicarlos a la reproducción.
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